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El cuerpo humano reacciona de formas distintas en cada individuo. La alergología estudia y trata los problemas relacionados con estas reacciones del organismo
ante alérgenos comunes y no comunes.
En esta especialidad se tratan aspectos y pruebas como:
- Prick Test
- Espirometría
- Cuestionaros intensivos sobre síntomas
- Analíticas completas incluyendo intolerancias
Las enfermedades alérgicas constituyen a día de hoy una auténtica epidemia no infecciosa en nuestro país. Estas están aumentando a pasos agigantados en los últimos años,
debiéndose en gran medida, por un lado, a la existencia de factores genéticos predisponentes y, por otro, al modo de vida occidental, que conlleva una serie de hábitos y
costumbres que son claramente perjudiciales para la población (cambios en las costumbres alimenticias, sedentarismo y obesidad, tabaquismo, etc.).
La alergia consiste en una reacción de hipersensibilidad del sistema defensivo del paciente, que identifica como nocivas determinadas sustancias inocuas que son habitualmente
toleradas por la mayoría de las personas. Esta ‘respuesta exagerada’ del organismo se manifiesta en una serie de alteraciones e inflamaciones en la piel.
Es importante su diagnóstico porque estas reacciones afectan a la calidad de vida de los pacientes durante todo su ciclo vital, pues estamos ante procesos crónicos.
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Dentro de esta especialidad se realizan pruebas diagnósticas e inmunoterapias necesarias tendentes a identificar que alérgenos (ácaros, látex, nuevos pólenes, parásitos, etc.)
están afectando al usuario. Las enfermedades alérgicas más frecuentes son las siguientes:
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Rinitis alérgica. Es la que se manifiesta con mayor frecuencia y afecta ya al 30% de la población de los países desarrollados. Esta rinitis alérgica suele ser causada
por pólenes, ácaros del polvo doméstico, epitelios de animales y los hongos y se manifiesta de diferente forma y gravedad –leve, moderada o grave- en los pacientes: Estornudos,
secreción nasal acuosa, picor de nariz, congestión nasal, enrojecimiento conjuntival, lagrimeo y picor ocular, entre otros.
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Asma alérgica. Muy asociada a la anterior, es la segunda por frecuencia, afectando en algunas comunidades autónomas hasta al 5% de los adultos y al 10% de los niños. En este
caso la motivan también los pólenes, ácaros del polvo, epitelios de animales y hongos y en este caso produce dificultad respiratoria, con mucha tos, ruidos inspiratorios y
espiratorios torácicos. Puede ser persistente o intermitente, con diferentes periodos en los que se acusa con mayor o menor intensidad los síntomas y molestias que la caracterizan.
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Urticaria. Ronchas y picazón son las señas de identidad de este tipo de alergia que suele provocar mucha molestia en quien la padece, que es ni más ni menos que el 10% de la
población en algún momento de su vida. Los motivos son muy diversos: desde la misma alimentación a medicamentos, picaduras de insectos o de parásitos. Estas reacciones suelen
emerger tanto en las partes más profundas de la piel, produciendo hinchazones, como en la parte más superficial y es frecuente que se manifieste en párpados o labios.
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Dermatitis atópica. Se trata de una dolencia que afecta fundamentalmente a los niños, en especial a los lactantes, aunque también aparece en jóvenes y adultos. Tiene un
curso crónico y suele presentarse como una sequedad de la piel que produce un picor intenso e induce a rascarse. Es esto lo que al final conlleva lesiones con enrojecimiento
y descamación. Como en los casos anteriores, puede ser leve, moderada o grave y es necesario tratarla.
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Dermatitis alérgica de contacto. Se trata de una reacción que se produce en la piel al contacto con algunos de los agentes alérgenos que la producen. Estos son tintes de
cabello, látex y metales como el níquel, el cromo o el cobalto.
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Alergia alimentaria. Esta enfermedad es una de las que más se está manifestando en los últimos años, con muchos casos de niños, desde bebés, que empiezan a manifestar
intolerancia a la leche de vaca y al huevo. Este tipo de intolerancia alimentaria no es la única, también hay casos de reacciones a la ingesta de frutos secos, crustáceos
y frutas. Suele manifestarse con picor o hinchazón de labios y boca y también con náuseas, vómitos y dolores abdominales.
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Anafilaxia. Esta es la enfermedad alérgica considerada de mayor gravedad, puesto que puede llegar a ser un peligro para la propia vida del afectado. Se manifiesta
tanto en la piel, con picores y urticaria, como en otros órganos –gastrointestinal, respiratorio o cardiovascular. Pueden darse náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal,
taquicardias, hipotensión y mareos y pérdidas del conocimiento. Es fundamental detectarla a tiempo y administrar un tratamiento adecuado para combatirla. Los causantes de
esta grave alergia pueden acceder al organismo bien por vía oral, por ingesta de alimentos o medicamentos, o por inyección, bien sean picaduras de insectos o medicamentos
administrados por vía parenteral, intramuscular o intravenosa.
Las enfermedades alérgicas –las citadas son las más comunes- pueden tener un tratamiento para que la calidad de vida del paciente se vea interferida lo menos posible.
Existen una serie de fármacos que se emplean para tratar estas reacciones, son los llamados antihistamínicos. Se presentan como inhaladores y también en pastillas.
Estos son los tratamientos más ‘convencionales’, se podría decir, pero existen otras técnicas de medicina complementaria y alternativa que pueden ayudar a aminorar los
efectos de esta hipersensibilidad a determinadas sustancias. También está la opción de la vacunación con extractos alergénicos, siendo este el único tratamiento conocido
que es capaz de detener la progresión de la enfermedad.
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